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Mg. en Educación de nuestra unidad: “Ser Jefa de UTP en este contexto educativo significa un cambio de paradigma respecto al liderazgo pedagógico”
Por Camila Vásquez
Desde que se suspendieron las clases presenciales en marzo pasado, debido a la pandemia ocasionada por el Coronavirus, en el Liceo Isaura Dinator de Guzmán se han enfocado en concentrar el trabajo pedagógico en tres líneas: guías de autoaprendizaje apoyadas con los textos de estudio (a través de plataforma Liceo en línea y Facebook), apoyos audiovisuales (cápsulas, videos o clases sincrónicas vía zoom, meet, etc.) y retroalimentación a través de emails, rondas de zoom, videos, etc.
Pese a la disponibilidad de recursos, Sandra es precisa en señalar que el problema no está allí, sino en aquellos que el sistema está dejando fuera, específicamente a quienes no tienen acceso al trabajo a distancia.
“Ellos y ellas constituyen cerca del 40% del estudiantado en nuestro caso y creo que los esfuerzos deben concentrarse en ese porcentaje ahora”, dijo.
En cuanto al proyecto TV Educa, el que hoy cuenta con un 86,6% de aprobación según un estudio realizado por el Consejo Nacional de Televisión (CNTV), la educadora lo califica como una herramienta diversa y pertinente.
“Es una gran responsabilidad educativa la que tiene la televisión como un medio de comunicación altamente masivo, así que cualquier iniciativa por llegar a todos y todas es digna de destacar. En el caso del liceo, y producto de que muchos de los recursos que TV Educa posee no condicen con nuestro trabajo curricular, es difícil su uso inserto en el programa educativo. No obstante, se puede difundir como recurso complementario y de formación integral del estudiantado”, aseguró.
Priorización curricular y decreto 67
Debido a la pandemia, el Ministerio de Educación ha optado por una priorización curricular para este año, lo que ha provocado disminución en la cantidad de contenidos programados para este año académico.
Según la Magíster en Educación, la medida es adecuada a nivel estándar, desde el punto de vista de objetivos imprescindibles, para lograr progresión de aprendizajes dentro de la asignatura y transferirlos a otras áreas, sin embargo, es vital relevar la autonomía de los centros educativos, el avance de sus propios procesos, los sellos del proyecto educativo y los factores contextuales de sus estudiantes.
“La propuesta me parece adecuada, pero solo como una orientación o sugerencia respecto a cómo podrían seleccionar sus aprendizajes los establecimientos. No podemos olvidar que la educación, en especial la educación pública, vive una crisis de continuidad desde antes del 18 de octubre de 2019, por lo tanto, hay muchos objetivos anteriores con lógica de progresión de aprendizajes que no fueron cubiertos y/o algunos que se arrastran por meses de cese de escolarización producto de movimientos sociales, es por lo anterior que no es tan sencillo establecer una propuesta estándar de priorización de objetivos”, precisó.
Desde su punto de vista, más que seleccionar el objetivo curricular en su totalidad, se hace necesario enfocarse en habilidades cognitivas transversales en la trayectoria educativa y transferibles a diversas asignaturas, como trabajar proyectos entre disciplinas lo que, de paso, aliviaría el exceso de trabajo que enfrenta el profesorado desde la planificación hasta la retroalimentación.
Respecto a la aplicación del decreto 67, el cual establece las normas mínimas nacionales sobre evaluación, calificación y promoción, para todos los estudiantes de enseñanza básica y media del país, la jefa de UTP aseguró que hoy más que nunca existe la oportunidad de hacerlo con la evaluación formativa y la retroalimentación efectiva que constituyen los ejes de este decreto.
“Hoy no tenemos el fantasma de la cobertura curricular al 100%, y la repitencia automática más que nunca se cuestiona pues nuestro estudiantado en su mayoría no posee los recursos para realizar un trabajo efectivo a distancia”, dijo.
Y agregó: “Lo que falta es que la autoridad tome decisiones ahora, pues los contextos escolares en los que trabajamos es de incertidumbre constante. Por ejemplo, se debiese enfatizar que la repitencia no puede ser aplicada al estudiantado este año (al menos en la educación pública), dar la tranquilidad a las familias que el año no se va a perder pues existe mucho miedo en ellos al respecto y que sólo puede calificarse el proceso formativo completo al final del año. También es una oportunidad de ir erradicando la calificación como el motor del trabajo educativo, que es uno de los sellos del decreto 67”.
Labor técnica y emocional
Silvia reconoce que su labor como Jefa de la Unidad Técnico Pedagógica en un contexto para el cual el sistema educativo no estaba preparado, significa un cambio de paradigma respecto al liderazgo pedagógico.
“No solo se trata de consensuar y entregar lineamientos del trabajo a distancia y monitorear sus logros, sino que también acompañar al profesorado en el proceso, mantenerlos informados de los pasos a seguir, entregarles seguridad de que cuentan con alguien que está dispuesta a buscar soluciones a los problemas que emergen a diario y, por qué no, educar la comprensión en ellos y ellas de que no podremos lograr lo mismo que teníamos establecido para el aula regular”, aseguró.
Para ella, la devolución de evidencias de aprendizaje no será la misma, por lo tanto, los logros no serán tan visibles.
“No podemos hacerlo bien sin hacerlo mal primero, por tanto, orientarlos a manejar el desaliento y la frustración. Es una labor de mucha responsabilidad técnica, pero también motivacional”, finalizó.