Se encuentra usted aquí
Egresados del Magíster en Educación y directores de escuelas analizaron la contingencia educativa
Por César Calquín
Millán es director de la Escuela Aonikenk, ubicada a 2 horas de Coyhaique, más específicamente en Puerto Ingeniero Ibáñez y Villagra dirige el establecimiento Fundación Santo Tomás de Aquino, de la comuna de San Ramón.
Retorno a clases
Para muchos es una verdadera incógnita la fecha de regreso a las escuelas. El Covid-19 no da tregua y los casos siguen aumentando, con un total de 86.943 contagiados hasta hoy.
Es por ello que Millán como director de una escuela rural ha pensado en un eventual retorno a clases presenciales, con todos los riesgos que esto implica, sin embargo, considera que primero se deben establecer los protocolos indicados para evitar el contagio de sus estudiantes y profesores.
“Una vez que se cumplan los principios epidemiológicos, seguridad y equidad las familias y los/as funcionarios/as retornaremos de manera segura. Hemos recibido algunas orientaciones del Mineduc sobre las condiciones a cumplir para el retorno a clases, por lo cual el énfasis está en asegurar condiciones mínimas de higiene y seguridad (disposición de dispensadores de alcohol gel, mascarillas, toallas de papel, etc.) y junto a ello, visualizamos la difícil logística de espacios que recomienda el Consejo Asesor de Salud”, dijo el director de la Escuela Aonikenk.
“En paralelo, realizamos encuestas socioemocionales a las familias y a funcionarios para conocer el estado en el que se encuentran y así guiar el proceder con acciones de contención focalizadas desde el equipo de Convivencia Escolar”, agregó.
Situación similar vive José Villagra, quien planifica el retorno a clases de manera cautelosa, ya que por ahora es complicado determinarlo debido a la alarmante cifra de casos concentrados en la Región Metropolitana y el evidente temor de padres y profesores
“Todas las determinaciones que tomemos como Liceo están directamente asociadas a las recomendaciones que pueda dar el Mineduc. Las ideas son variadas, pero también no exentas de dificultades de infraestructura, tiempos y fuerza de trabajo. Estamos abasteciéndonos de insumos de higiene para salvaguardar el posible contagio, pero es la única área que podemos abordar con seguridad. Toda otra planificación está supeditada a cantidad de alumnos asistiendo, los que se podrían dividir en dos jornadas y en puestos de trabajos con distanciamiento entre ellos. Pero son ideas que están un poco bordeando el pensamiento ideal”, dijo Villagra.
Evaluaciones
En materia curricular y de evaluación, Millán señaló que aún no se reciben lineamientos por parte del Ministerio sobre cómo se van a realizar las calificaciones, pero, desde su perspectiva, sostuvo que “las calificaciones deben responder a lo que indica cada reglamento de evaluación institucional, por tanto, es muy probable que existan diferencias entre organizaciones educativas. Nosotros realizaremos evaluaciones formativas durante este tiempo, esto permitirá visualizar el grado en que se consolidan los aprendizajes a distancia y cuáles serán las remediales a considerar. Si el escenario cambia o surge un pronunciamiento oficial, nos adecuaremos a ello”.
En esa misma línea, expertos consideran que es poco el tiempo que se baraja para las evaluaciones, considerando que, eventualmente y de acuerdo a cómo avanza la enfermedad, recién en septiembre se podría volver a clases presenciales, estimando que el año escolar debería terminar en diciembre.
Es por ello que Millán analizó el contexto y sostuvo que “en cuatro meses no se puede consolidar el conocimiento curricular que ambiciosamente plantea cada programa de estudio, sin embargo, se pronunció la Unidad de Currículum del MINEDUC, donde menciona los objetivos educativos priorizados por asignatura, lo que permitirá focalizar los esfuerzos educativos de cada agente escolar”.
Por su parte, Villagra señaló que las evaluaciones son solo una parte de este tema: “Se debe tomar en consideración la carga laboral que tendrán los profesores, que al retomar tendrán que revisar, evaluar y considerar todas las situaciones de los alumnos que por una razón u otra no tuvieron acceso a los recursos virtuales que pusieron a disposición los establecimientos educacionales”.
“La recomendación acerca de los repitientes, tiene una condición basada en la contingencia, no en las evaluaciones que se podrían llegar a realizar. Es un desafío para los equipos directivos establecer un método eficaz de nivelación y aprobación del año. Sé que los profesores estarán apropiados de estas indicaciones y desarrollarán las acciones pedagógicas necesarias para satisfacer los requerimientos de aprendizaje de los alumnos. A partir de ahora, se debe considerar un plan de nivelación de al menos tres años, debido a las carencias del proceso educativo que vivimos en la actualidad”, agregó.
¿Se debería dar por perdido el año académico 2020?
La posibilidad de dar por perdido el año escolar fue una realidad, sin embargo, Millán señaló que “es difícil tomar decisiones cuando estás en la cumbre de contagios de una pandemia que ha cambiado la normalidad y la rutina que tenías concebida y que entorpece lo que ya tenías planificado, así que, finalizar el año académico es una medida que no aconsejaría, pues en algún momento debemos regresar a la vida normal (sin mascarilla)”.
Mientras que Villagra puso el énfasis en los participantes del proceso educativo y lo que pierde cada uno al dar por perdido el año académico: “Los profesores podemos pensar que este año no avanzamos como quisimos, que no alcanzamos a entregar todos los contenidos requeridos; pero, sin duda que, para el profesional de la educación ha sido un período de aprendizaje. Si ponemos el enfoque en los alumnos, es probable que lleguemos a concluir que fue un año en que no avanzó en sus aprendizajes. Por lo tanto, los mayores damnificados en el área educativa son, sin duda, los estudiantes”.